AGUSTINA NÚÑEZ
Tema y Variaciones
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Sin prisa y sin pausa, desde que conozco a Agustina Núñez (Bs As, 1980), siempre la encuentro trabajando. El trabajo de escritorio, el del taller, la docencia, el de los viajes y los encargos que recibe de Brasil, EE.UU y de España, los grandes murales, la experimentación con nuevos materiales, y sobre todo su profesionalismo y el compromiso que asume siempre cuando encara cada nuevo proyecto.
Así de clara y precisa como su obra, intentaré abordar este texto, para desmenuzar algunos asuntos que la componen:
Sus trabajos son siempre limpios. Es asombrosa su capacidad y el temple con el que logra encarar cada obra de manera casi quirúrgica. No quedan rastros de su mano, ni dudas ni accidentes. Las áreas de color poseen una planimetría perfecta, lo que nos indica el gran trabajo de elaboración previa.
Este carácter impoluto deriva de un largo proceso intimista. Este se remonta a muchos años de garabatear en papeles de calco, de sintetizar borrando y de atesorar aquellos aciertos en un archivo preciado al que siempre recurre. AN apela a su propio diccionario de formas, y de aquel juego de combinaciones y nuevas síntesis devienen esas imágenes y composiciones que luego traslada de manera cuidadosa y segura a la tela, al papel o al muro. Es en este proceso compositivo donde Núñez se suelta, se deja llevar por el aspecto lúdico detrás de su obra, contenida y afirmada por aquellas limitaciones que se autoimpone. “Este trabajo será a dos colores, aquel a tres, jugaré con esta y esta otra forma” yo creo que más o menos así se organizan sus pensamientos.
AN cita a Susan Sontag “Amo las limitaciones porque son la causa de la inspiración”. Me recuerda a la importancia de los límites en la crianza de los niños, pero también al terror que resulta el enfrentarse a una tela en blanco pretendiendo hacer una pintura sin ninguna referencia o punto de partida. El diccionario específico de formas, la austeridad de elementos y colores en su obra, no sólo ofrecen un repertorio escueto por donde moverse, sino también la posibilidad de trabajar dentro de un lugar que no le es extraño, y que a la vez le permite embarcarse en un juego infinito de posibilidades. David Hockney llama a esto “limitaciones positivas”.
Agustina Núñez es dibujante. Aquello que no es línea es puro ornamento, no le interesa más que para acompañar el dibujo. Incluso sus grandes lienzos con aquellas larvas escurridizas no son más que la línea llevada a grueso, ampliada por la proporción de la tela grande. Es a través de la línea plana y homogénea que la artista compone, ya sea por sustracción, adición, o espacios negativos que se generan al combinar las distintas siluetas. La línea es el medio para llegar a la forma, que es aquello que la desvela. Si hay color, en general es neutro, y siempre llega a último momento. Tampoco encontramos textura, incluso la materia es abordada de la manera más simple y plana.
Serie Collages, papel cortado sobre mdf, 2013/16
Desde siempre sus formas han sido orgánicas. Primero fueron dedos y extremidades. El trabajo de depuración la llevó a piezas cada vez más abstractas y ambiguas que se entremezclan y se abrazan. Como en una suerte de diálogo amoroso que nada tiene de estático, porque en el universo de Núñez todo parece resbalarse. Unas veces las larvas (o los falos) entran y salen de curiosos agujeros, y otras se inflan como globos, como nubes, caen como gotas de lluvia, encuentran sus complementos en un juego de cóncavos/convexos. Son obras sin duda sugerentes, pero no se detienen en una sola lectura, abiertas a una libre interpretación por parte del espectador.
Su obra es apolítica. En un mundo polarizado como en el que nos encontramos, AN se aleja de los fundamentalismos. Es consciente del poder erótico de sus elementos, a los que ha otorgado la cualidad de poseer ambos sexos, como seres que se autosatisfasen en un discurso que se acerca más a lo poético que a lo partidista.
El último año ha llevado a Núñez a realizar una serie de trabajos catártico-conceptuales. El color es asexuado cuestiona ciertas arbitrariedades e incoherencias que quedan latentes en un momento donde la elección de un color puede asociarse a la identidad de género y a la postura que se toma al respecto. Esto vale mucho dinero hace referencia a la situación de los artistas y los porcentajes en las comisiones que se adjuntan los galeristas en un país donde la economía es débil y el valor de cambio está empobrecido.
Su austero universo de recursos incluye investigar distintas técnicas. Ya sea a través del dibujo sobre papel, el uso de la pintura en los grandes linos, la ondulante línea que atraviesa los muros, el recorte de papeles o aquellos maravillosos cianotipos, la búsqueda de AN siempre radica en representar aquellas formas que ha ido bocetando, depurando y desarrollando con el correr de los años.
Ahora bien, para arremolinarme un poco luego de este ordenado desglose, pienso a medida que escribo. Si el lenguaje de su discurso se compone de aquellos caracteres que se atesoran en aquel creciente diccionario, y si aquel diccionario no es más que una sucesión de dibujos que se acumulan, que se sintetizan, y que evolucionan. ¿Qué más tenemos enfrente sino una artista que trabaja registrando las instancias, cuyos trazos poseen una propia y particular memoria? Pienso en la memoria del puño, oculto tras el acabado prístino y deshumanizado de sus obras. Pienso en la mano del pianista que al presionar cada tecla ubica su alma en los dedos. Pienso en las asociaciones que hará cada espectador y cuyo propio pasado afectará su propia percepción.
Sin dudas, en este des-glose y en-glose acerca de la obra de Agustina Nuñez, en cada variación de sus temas, me vi envuelta en una maraña de ideas. Sin embargo, doy la bienvenida a los enredos. En este juego eterno multiforme, encerrado entre las paredes de sus dos o tres recursos, no todo es lo que parece. Aquello que es figura también es fondo. Aquello que es hembra también es macho, y lo erótico puede ser sugerir lo maternal. Así, sucesivamente, uno se va enredando, engatusado por aquellos colores neutros, pinturas planas y bordes perfectos. Así imagino a Agustina, garabateando en la intimidad del escritorio, en el papel de calco, dibujando líneas curvas.
Serie Collages, papel cortado sobre mdf, 2013/16
Agus, luego de largas charlas y tantos años, esta es mi libre interpretación. Tengo la suerte de convivir con tu obra, y abrazo fervientemente aquel rulo infinito que tras vueltas y vueltas se nos presenta siempre distinto, dulce y depurado.
Serie Plata, acrílico pintado a mano sobre papel, 56 x 38 cm, 2018