MERCEDES PÉREZ SAN MARTÍN

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JOANA VASCONCELOS

Show girl

Las obras de Joana Vasconcelos (París, 1971) son un verdadero espectáculo: son atractivas, ingeniosas, irónicas, complejas, lúdicas, delicadas y mucho más. Mucho hay para decir acerca de sus trabajos; mucho es su repertorio y bien variado en temáticas, materiales, y lenguajes que abarca dentro de las artes visuales. Aquí les presentaré en mi tradicional estilo de shot aquellos puntos que me parecen más relevantes.

Hay un asunto que abarca muchas de las preocupaciones de la artista, es la cuestión de su propia identidad como artista, como mujer, como portuguesa, como europea y como occidental. 

Finisterra, de la serie de pinturas a crochet, lana, ornamentos, polyester, sobre tela, marco con relieve, 340 x 550 x 80 cm, 2018

JV nació en París donde sus padres emigraron a raíz de la dictadura de Antonio de Olveira Salazar, quien fue primer ministro de Portugal entre los años 1932 y 1968. Su formación en arte y en diseño la realizó en Lisboa, donde reside y trabaja hoy en día. 

La Novia, tampones, acero, hilos, cables, 600 x Ø 300 cm, 2001-05

En los años 90 la carrera de Vasconcelos se fue afianzando, pero no fue hasta el año 2005 donde tomó relevancia internacional. Ese año fue invitada a representar a Portugal en la 51º Bienal de Venecia con su obra La Novia. La monumental instalación representa un candelabro colgante compuesto por 25.000 tampones en lugar de los tradicionales cristales de Murano. Su reflexión gira en torno al lugar de la mujer en la sociedad contemporánea occidental, donde el vestido blanco se asocia a un concepto de pureza que ya casi no existe. Por otra parte el candelabro refiere a un objeto decorativo que pertenece a la cultura doméstica europea. 

Call center, 210 x 80 x 299 cm, 168 teléfonos, acero, sistema sonoro, 2014-16.

El empleo de elementos de la vida diaria es típica de Vasconcelos. Aquellos objetos funcionan como símbolos y como elementos constructivos. Su evidente carga conceptual casi siempre parte del humor y la parodia pero carece de un tono agresivo. Para el espectador es fácil conectar con su obra, ya que puede identificarse con objetos cotidianos y relacionarlas con lo propio. Estoy segura que éste ha sido una de las claves de su éxito, sin dudas Vasconcelos es muy habilidosa y ocurrente.

I´ll be your mirror, espejos y bronce, 356 x 682 x 537 cm, 2018

En el año 2012 Vasconcelos se convirtió en la primer mujer en exponer sus obras en el majestuoso Palacio de Versalles. Dicha exposición reunió a nada menos que un millón y medio de espectadores. Imponentes en tamaño, materialidad, color y brillo, las obras transmitían múltiples mensajes a raíz de la carga narrativa de sus elementos constructivos. El diálogo con el palacio se aprecia como algo natural, el entorno grandilocuente y barroco le sienta cómodo.

Marilyn, ubicada en la Galería de los Espejos, cacerolas de acero inoxidable, 297 x 155 x 410 cm, 2009

Buenos ejemplos donde observar su capacidad de transmitir varios conceptos en simultáneo son las obras Marilyn y Lilicoptere. En la primera, los voluminosos y brillantes tacones están compuestos por cientos de ollas y sus respectivas tapas. Tanto la olla como los tacones pertenecen al universo de lo femenino pero también a lo doméstico. El espacio íntimo de la mujer se abre como un lugar de reflexión pero sobre todo de reivindicación. El título de la obra a su vez refiere a la mujer íconica del siglo XX, la contradicción entre lo que fue su imagen ante el público y triste la realidad de su vida privada.

Lilicoptère, helicóptero Bell 47, plumas de avestruz, cristales Swarovski , oro, pintura industrial, cuero, alfombras Arraiolos, madera, passementerie, 300 x 274 x 1265 cm, 2012

La obra Lilicoptere presenta un helicóptero compuesto por una curiosa combinación de materiales que aluden tanto a lo majestuoso y a lo femenino como a lo animal: rosadas plumas de avestruz, cristales Swarovski, hojas de oro, cuero, madera, pasamanería. Las iniciales de María Antonieta terminan de confirmarnos lo que ya hemos predecirlo: la obra dialoga con su entorno, lo representa desde un lenguaje contemporáneo. 

Obras varias de su serie de animales cerámicos cubiertos por tejidos a crochet

Otras obras que se exhibieron en Versalles y que son recurrentes en la producción de la artista, son las cerámicas de animales del famoso artista portugués del siglo XIX, Rafael Bordalo Pinheiro, que aparecen protegidas y a la vez aprisionadas por tejidos a crochet. El resultado es un enfrentamiento entre lo erudito (el arte) y lo popular y tradicional (el tejido), que además forma parte del universo íntimo de la mujer.

Serie Corazón independiente, cubiertos plásticos ensamblados, motor, sonido, 371 x 220 x 75 cm cada uno, 2011

Los trabajos de filigranas, hechas por cubiertos plásticos y acompañadas de las canciones de Amalia Rodrigues, también resignifican lo popular, lo portugués, y lo femenino. Seguramente hay una intención de subrayar la cultura de consumo en la que nos encontramos, a la vez que nos presenta la problemática del plástico y lo descartable que tanto afectan al medio ambiente.

De la serie Valquirias, Mary Poppins, tejidos, cables y ornamentos, 700 x 600 x 600 cm, 2010

Es su serie de Valquirias la que me resulta más interesante. Estos colosos textiles multiformes están realizadas en diferentes texturas y una amplia gama cromática cercana a lo festivo como podrían ser el carnaval, el circo, las piñatas, incluso las celebraciones chinas. Presentan bordados y variados ornamentos como aplicaciones de piedras y canutillos. Son piezas colgantes que dialogan con el espacio a través de sus tentáculos que muchas veces se escurren entre los ángulos de las distintas salas para las que fueron realizadas (como en el caso del museo Guggenheim en Bilbao en 2018), y otras veces simplemente yacen pendiendo y aguardando a un público que las pueda recorrer. 

Serie Valquirias

Las Valquirias son deidades femeninas que pertenecen a la mitología escandinava. Las Valquirias de Vasconcelos, revisan y reivindican la historia nórdica que le es cercana, para celebrar la ocupación de la mujer en los museos y su creciente presencia en el arte contemporáneo. Ahora bien, a diferencia de otras obras, hay algo monstruoso en las prolongaciones de estas extrañas criaturas, que también podrían asociarse al mito de la medusa, tan sensuales y tenebrosas que son capaces de convertir a los hombres en piedra. 

Mumbet, crochet, telas, tejidos Azores , ornamentos, luces LED, polyester, ventiladores, cables, 900 x 1700 x 1600 cm, 2019

Hay una pulsión sexual no reprimida que sugieren estos seres, exhibiendo orgullosos sus zonas erógenas. Ciertamente hay una cuota de provocación en las Valquirias, que no está presente en el resto de su repertorio.

Loft, instalación con cerámicas portuguesas y Valquirias, dimensiones variables, 2010-17

Por último, quisiera circunscribir a la artista dentro del marco del arte contemporáneo. Según los sociólogos Gilles Lipovetsky y Jean Seroy, Joana Vasconcelos “habla de su tiempo y de su era, expresa el mundo actual, integra lo que la modernidad ha excluido, juega con antinomios y mezcla opuestos sin utilizar la tragedia”. La artista posee todas las cualidades de lo que Lipovesky llama hipermodernidad. Sus obras poseen lo plural, lo ecléctico, y lo híbrido. Por otro lado su trabajo es colectivo, más cerca a una fábrica que a un taller (¡ha llegado a tener más de sesenta asistentes!).

Cabría agregar a la lista: el carácter tibio de sus ironías; apelar a lo local y lo global; la manera en que revisa el pasado; su interés en la moda, el uso de tecnología; el discurso feminista, y sobre todo, sus espectaculares obras y exposiciones que nada tienen que envidiarle a un verdadero show. JV se maneja bien ante las cámaras, habla al menos cuatro idiomas, es carismática, coqueta, y utiliza un lenguaje claro y sencillo al mismo tiempo. 

Valquiria real, textiles, motor, 625 x 600 x 900, 2012-17

Hemos visto que el trabajo de Joana Vasconcelos es realmente sólido. Sin embargo en aquella verborragia de obras y discursos que reviso y releo, me resulta difícil encontrar a la persona detrás del personaje. Lejos se encuentra del estereotipado pintor romántico en su estudio, solo, vulnerable y apesadumbrado. Es quizás por eso que me han gustado tanto las Valquirias, porque las encuentro sus obras más sinceras, y son tan devoradoras y avasallares como Vasconcelos.

Valquiria Trousseau, 400 x 530 x 1400 cm, 2009