RATTUS NORVEGICUS

de The Stranglers

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La misantropía es una actitud social y psicológica caracterizada por la aversión en sí al género humano. Mientras que su antónimo sería lo que conocemos como filantropía, que representa el amor por la especie humana y a todo lo que esta representa, expresada en la ayuda desinteresada a los demás.

Como definición, misantropía, no implica necesariamente el desagrado por personas concretas, sino animadversión por los rasgos compartidos por toda la humanidad. Un misántropo es, por tanto, una persona que muestra antipatía por los seres humanos y la humanidad en su conjunto. Puede ser ligera o marcada, así como de características muy diferentes, que van desde lo inofensivo, la crítica social, hasta la destrucción o la autodestrucción.

Formados en 1974 en Guildford, Surrey, The Stranglers saltaron a la fama durante la explosión inicial del movimiento punk en el Reino Unido, destacándose entre las otras bandas contemporáneas ya que, por edad y conocimientos musicales, sus letras y melodías eran más elaboradas que las de sus pares. Por otro lado, un gran rasgo que los diferenciaba del resto era que, ellos empleaban el teclado en todas sus canciones, logrando un sonido que se asemejaba más al de The Doors y al garage rock de fin de los 60 's.

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En sus comienzos, en el rústico circuito del pub rock, la banda sufrió penurias porque no les pagaban, sus audiencias eran reducidas y apenas tenían dinero para sobrevivir. Pero a todo esto había que sumar otro factor determinante y que siempre los caracterizó, su pésima y salvaje actitud. La misma que provocó que muchos de sus conciertos acaben convirtiéndose en burdas peleas a puño cerrado entre ellos y su audiencia, mientras un grupo de strippers, que los acompañaba siempre en sus shows, bailaba sobre el escenario. Cuenta la leyenda que ni los periodistas se salvaron de la ira de la banda. Una vez, un reportero francés terminó atado a la Torre Eiffel, tras haber escrito una mala reseña sobre ellos.

Para finales de 1976 el sello discográfico United Artists, después de verlos telonear a Patti Smith y Ramones durante una gira y, olfateando el gran potencial de la banda, les ofreció 40.000 libras esterlinas a cambio de un contrato exclusivo. Así fue como en febrero de 1977, The Stranglers grabaron su primer single y un par de meses después editaron su álbum debut, "Rattus Norvegicus''.

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Aclamado en forma instantánea por el público que cayó rendido ante sus letras, en donde cuestionan absolutamente todo, el disco va desde críticas al punk convencional, al modo de hacer y de decir las cosas, hasta durísimas palabras dirigidas a las mujeres y al feminismo, lo que los llevó incluso a ser catalogados como misóginos.
“Sometimes”, la canción que abre el disco con ese genial solo de teclados tan Ray Manzarek, literalmente nos cachetea con el mensaje de su letra, dejándonos bien activos y alerta para escuchar el resto de la placa.

“Goodbye Tolouse” con su letra sobre la destrucción de la ciudad francesa, según predicciones de Nostradamus, “London Lady”, “Princess of the Streets” que es un estupendo blues y “Hanging Around”, con su aire angustioso, completan el primer lado del disco.

La super exitosa “Peaches”, que con su guitarra de aire reggae fue una de las primeras canciones por aquel entonces en incorporar influencias jamaiquinas, se convirtió en el primer tema en la historia del grupo en ser censurado en la BBC por su letra con contenidos anarquistas y lascivos explícitos.

“(Get a) Grip (On Yourself)”, canción que habla sobre la precaria situación que el grupo había vivido en sus comienzos, terminó por convertirse en el primer sencillo del disco, y es recordado como uno de los grandes clásicos de la banda.

“Ugly”, quizá el tema más rabioso de la placa y “Down in the Sewer”, con sus siete minutos y medio de intensidad en el que todos los instrumentos juegan un papel determinante, se convierten en un cierre magistral de este icónico álbum.

Cuando el vocalista de la banda , Hugh Cornwell, fue consultado sobre la misoginia de sus canciones, su contundente respuesta fue la siguiente: “No somos misóginos, somos misántropos. Odiamos a todo el mundo”. Un odio tan radical como maravilloso, que los consagró con su brillante "Rattus Norvegicus" para, con los años, volverlos eternos.

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Saludos.

Juli

Julián Landesman

@JulianLandesman

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