SMILE

de Brian Wilson

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La historia de la música se ha visto plagada de pugnas entre grandes talentos, que han llegado a cruzar límites éticos, perdiendo la cordura y que, con los años, terminaron generando mitos y leyendas alrededor del episodio.

Uno de los casos más representativos es la rivalidad de Antonio Salieri y Wolfgang Amadeus Mozart. Ambos constituyen el ejemplo perfecto de un choque de estilos del cual se ha hablado largo y tendido durante siglos. Uno como imagen absoluta de la perfección y el otro como baluarte del trabajo constante. Las fricciones entre los dos compositores fueron alimentadas principalmente por los celos enfermizos que Salieri sentía por su colega, los que llegaron a ser retratados en biografías, libros e incluso películas.

Cuando en 1965, Brian Wilson, cabeza creadora detrás de The Beach Boys, escuchó por primera vez el revolucionario "Rubber Soul" de The Beatles, quedó atónito. El sonido y en especial el manejo del estudio de grabación, que dieron como resultado ese clásico absoluto, generaron en él una sensación de admiración y envidia directamente proporcional.

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Motivado por demostrar al mundo que él y sus compañeros también eran una banda a tomar en serio, luego de largo trabajo, en abril de 1966 editaron su obra maestra "Pet Sounds". Considerado uno de los discos fundamentales de la historia, generó la admiración instantánea de sus colegas, mientra la crítica se rendía a sus pies.

La alegría solo duraría meses, ya que en agosto de ese mismo año llegó la respuesta desde Liverpool con el insuperable "Revolver". Increíblemente, en un lapso corto, su disco consagratorio se veía totalmente eclipsado y relegado a un segundo plano.

En un ataque de furia y cegado por la envidia, Wilson se sumergió por completo a experimentar con el LSD, en busca de inspiración. Encerrado en su casa, aislado del mundo, escribe una canción que sería un total golpe de efecto y dejaría boquiabiertos a propios y ajenos. Es así que en forma de single adelanto de un futuro disco que se llamaría "Smile", The Beach Boys editan la preciosa "Good Vibrations".

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Todo parecía encaminado para ser finalmente reconocidos a nivel mundial como la gran banda y por sobretodo, a Brian Wilson dejarlo en la cima absoluta. Pero la lógica volvió a jugarle en contra y esta vez como golpe de Knock Out. A mediados de 1967, The Beatles editaron "Sgt Pepper 's Lonely Hearts Club Band" y luego de escucharlo, el mundo de Brian Wilson se vino literalmente abajo al descubrir que no tenía sentido intentar competir con esa magnífica obra.

A partir de ese momento, víctima de un colapso nervioso, Brian decidió abandonar todo el trabajo y aislarse de la humanidad. Atrapado en un remolino de drogas, envidia e inseguridad todo el proyecto quedó en un rincón acumulando polvo durante 37 años.

Pero en el año 2004, como quien despierta de un largo y profundo sueño, Brian sintió que ya era momento de retomar el disco y puso manos a la obra. Reunió a un grupo de músicos amigos y, junto al compositor Van Dyke Parks, se metió a un estudio de grabación durante tres semanas para armar ese disco de una belleza conmovedora y atemporal, llamado "Smile".

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Semejante proceso dio como resultado un álbum que sonaba como siempre lo había soñado. Una ópera dividida en tres movimientos (“Americana”, “Cycle of Life” y “The Elements”).

El primer movimiento del disco arranca con la delicada, dulce y angelical "Our Prayer", tras la cual nos encontramos con la ambiciosa y bien americana "Heroes and Villains", la potente "'Roll Plymouth Rock", la breves "Baynard" y "Old Master Painter/You Are My Sunshine", dan paso a "Cabin Essence", donde nos embarcamos en un viaje sonoro que termina siendo una experiencia lisérgica única.

El segundo movimiento comienza con la armónicamente insuperable "Wonderful" seguida de "Song for Children", "Child is Father of The Man" y "Surf’s up", las tres unidas melódicamente, por medio de un pegajoso estribillo cantado a coro que nos hace sentir como si se tratará de un solo y largo tema.

El tercer movimiento inicia con "I’m In Great Shape/I Wanna Be Around/Workshop", seguida por la alegres "Vega-Tables" y "On A Holiday", dando paso a la melancolía de "Wind Chimes", la delirante "Mrs. O'Leary 's Cow" y la elaborada "In Blue Hawaii", para cerrar el disco con la grandiosa "Good Vibrations", pieza que tiene asegurado un preciado lugar en la historia del rock.

Seguramente este disco no será comparado y considerado como una respuesta a otro de The Beatles, pero no hay duda alguna que luego de 37 años de espera, Brian Wilson nos regaló un delicioso y logrado álbum que llena el alma, dejándonos dibujada una gran y hermosa Sonrisa.

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Saludos.

Juli

Julián Landesman

@JulianLandesman

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