Z
de My Morning Jacket
En psicología, la Zona de Confort se refiere a un estado mental donde la persona utiliza conductas para evitar el miedo y la ansiedad en su vida diaria, mediante un comportamiento rutinario para conseguir un rendimiento constante sin asumir ningún riesgo y así mantener todo bajo control. Al salir de esta, el paso siguiente viene en la Zona de Aprendizaje, en la que se observa, experimenta, compara y aprende de situaciones y tópicos nuevos.
Para finalizar, nos encontramos con una etapa que nos lleva a atravesar lo desconocido, la cual puede derivar en pánico, generando connotaciones negativas o, al arriesgar, convertirse en Zona de Magia. Es donde todo es posible, donde los sueños se hacen realidad. Es el lugar donde puedes poner todos tus recursos a trabajar para desarrollar tus proyectos personales y, por qué no, a conseguir tu misión de vida.
Durante sus primeros siete años de carrera, My Morning Jacket se movió dentro de su Zona de Confort, editando tres prolijos discos con una producción casera en manos de su cantante y con un estilo bien sureño, que los hizo sonar de forma muy similar entre ellos. Los formados en 1998 en Louisville, Kentucky deben su pintoresco nombre a un abrigo que tenía bordadas las letras MMJ, que el cantante Jim James encontró mientras rebuscaba entre los restos de su bar favorito luego que este se incendiara.
Cuando en el 2005 se pusieron a trabajar en el material que formaría parte de su cuarto álbum, "Z", tomaron un cambio de rumbo radical, decidiendo abandonar su Zona de Confort y pasando de forma extrema, sin escala previa, a su Zona de Magia. Así sacaron un disco totalmente distinto que, además de ser considerado uno de los mejores de la primera década de este siglo, los terminaría por catapultar como una de las bandas más sólidas y veneradas dentro de la industria.
La primera gran decisión que tomaron fue profesionalizar la producción y para eso contrataron a John Leckie, famoso por producir los discos más vendidos de titanes de la escena británica como Pink Floyd, Stone Roses, The Verve y Radiohead, entre otros.
El otro factor fundamental fue el cambio en el sonido respecto a sus predecesores, siendo este mucho más pulido, dotado de tintes psicodélicos, incorporando fuertemente sintetizadores y experimentando en varios pasajes con el reggae y el dub. Al escucharlo, termina dando la sensación que en lugar de Kentucky, su estilo viniera desde del espacio.
Desde el comienzo, al arrancar con el suave pero intenso sonido de teclados en la envolvente “Wordless Chorus”, una canción que crea una apacible atmósfera que nos hace cerrar los ojos y mover lentamente nuestra cabeza mientras nos dejamos llevar por su relajada melodía, nos damos cuenta que estamos ante un trabajo de relojería, en el cual todos los arreglos confluyen para llevarnos a un sonido perfecto.
"Gideon", entre los poderosos acordes con que abre y la forma en que va subiendo lentamente su intensidad, tanto instrumental como vocal, se vuelve un adictivo himno instantáneo que luego de escucharlo, lo único que queremos es sentir la vida al ritmo de esta canción.
La optimista y alegre "What a Wonderful Man" con su elaborado solo de guitarra, la sureña y pegajosa "Off The Record", así como el hit excitante para recorrer una carretera en el que se convirtió "Anytime", son puntos altos y recomendables del disco.
Pero sí hay una canción que se robó todos los aplausos con su larga y psicodélica composición, esa es "Dondante", tema que cierra el disco y que a lo largo de sus épicos ocho minutos suena como la mejor versión del primer Pink Floyd. Imposible no conmoverse mientras volamos por esa paleta de colores, acordes y texturas que implícitamente nos regala este tema.
El tremendo logro que resultó "Z" para My Morning Jacket termina actuando para todos como lección de vida, demostrando que podemos patear el tablero y reinventarnos. Solo hace falta abandonar la Zona de Confort y atreverse.
Saludos.
Juli